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29 de febrer
Novetats  
   
Manifiesto por la paz mediante el diálogo y la democracia
Foro de Madrid
 

Euskal Herria se encuentra en una situación crucial en varios aspectos:

  • Han transcurrido veinte años de experiencia autonómica y, junto a instituciones y competencias consolidadas, se constatan limitaciones en el marco estatutario y en el Amejoramiento del Fuero y significativos déficits en los derechos y libertades individuales y colectivos.
  • La reactivación económica actual se da en el marco de una crisis del modelo económico vasco, con un altísimo nivel de paro, especialmente juvenil.
  • Se está construyendo, aunque muy gradualmente, una identidad cultural básica compartida como comunidad, pero no estamos a salvo de las actitudes proclives a una división en dos comunidades, por perfiles étnicos o sociopolíticos.
    En este tema y en el de la vertebración territorial hay una presión mediática centralista sobre la opinión pública.
  • Finalmente, la violencia política se ha convertido en endémica y traumatiza nuestra sociedad, mientras un sector social minoritario pero significativo tiene como seña de identidad a ETA.

Todo ello configura un cuadro general que tiende a perpetuarse en sus rasgos más negativos, amenazando el porvenir inmediato, y en consecuencia la Euskal Herria de nuestros hij@s.

Frente al problema de la violencia política queremos manifestar que:

  1. 1. La persistente acción violenta de ETA contra la vida de las personas - hasta el extremo de asesinar a cargos electos- así como la llamada k ale borrosa contra bienes e instituciones, chocan frontal mente con las convicciones mayoritarias, cuestionan los imprescindibles valores compartidos para la convivencia y bloquean la salida a los problemas de fondo.

  2. La política del Gobierno del Estado no es siempre un espejo en el que la democracia pueda mirarse. A su resistencia a avanzar en la democratización y en el reconocimiento del derecho colectivo de decisión de la ciudadanía vasca, añade la conculcación de algunos derechos humanos, por ejemplo, los de las personas encarceladas.

  3. Se equivocan quienes piensan en erradicar la violencia sólo policialmente.
    En un Estado de Derecho no se deben propugnar ni las soluciones autoritarias, ya ensayadas además en todas sus versiones, incluido el GAL, ni la demonización de sectores sociales enteros. Esas ideas son propias de una concepción reaccionaria del mundo o bien el producto de una ofuscación antinacionalista -formulada desde un implícito nacionalismo de Estado- a la que se sacrifica una visión progresista.

  4. El mismo Pueblo Vasco que en julio de 1997 denunció masivamente el asesinato de Miguel Angel Blanco considera, como lo muestran también las encuestas por abrumadora mayoría, que no hay más salidas a la fractura actual que el diálogo, la tregua, la negociación y la decisión democrática mayoritaria de nuestro pueblo.

  5. Las múltiples iniciativas para el diálogo que hay en la arena política aportan vías distintas de salida. Todas las propuestas sensatas y abiertas, vengan de donde vengan, son bienvenidas porque son caminos a explorar para la paz. Hoy se requieren fórmulas audaces e imaginativas como las que se están produciendo en algunos países con fenómenos de violencia política enquistada. Necesitamos pasos efectivos, especialmente en el plano de las salidas políticas. En cualquier caso, la sociedad vasca, democráticamente, debe tener la última palabra.

Como parte de la ciudadanía, l@s universitari@s, intelectuales, profesionales y artistas firmantes nos comprometemos desde la pluralidad, la tolerancia, el rigor y la perspectiva, a contribuir a resolver positivamente los problemas de nuestra comunidad. En consecuencia, llamamos a los agentes protagonistas a que mediante la distensión, el diálogo y la democracia avancen de forma decidida hacia la pacificación y la normalización de Euskal Herria.